Yerba polémica: los industriales ya hablan de sobreoferta y caída de precios, para mal de productores

POSADAS. Todavía persisten rastros de los tareferos que acamparon durante más de una semana en plaza 9 de Julio, frente a la Casa de Gobierno, y ya se prevé que este año otra vez la mejor parte del negocio de la yerba mate quedará en manos de unos pocos, mientras que los más volverán a cosechar las miserias del “oro verde”.

El panorama que tiene en Misiones su mayor escenario, no podrá escapar del contexto difícil que se pronostica para la Argentina en los días por venir, sobre todo porque las soluciones posibles en casi todas las vías requieren de la intervención del Estado, un concepto distante para la administración Macri.

Y aunque ya no es novedad que la fluctuación de los precios solamente en forma excepcional podría favorecer a los eslabones más débiles, hubo pronósticos alentadores para este año que se fueron diluyendo con el transcurso de los días, sea por operaciones de los grupos más poderosos o por vaticinios de los sectores especulativos.

Cierto es que a poco más de un mes del comienzo de “cosecha gruesa” y después de una “zafriña” decorosa, las expectativas estaban centradas en una redituable campaña 2018 para todos los sectores intervinientes, aunque ya se conocieron voces que dijeron: “habrá sobre oferta, por lo tanto caerán los precios de la materia prima”.

No obstante, el optimismo decreciente se había centrado en los casi 260 millones de kilos de yerba mate elaborada que los industriales enviaron al circuito comercial, conformado por mayoristas y supermercados, en 2017, lo que representó un incremento de 7,7 millones de kilos (3 por ciento más que en 2016), mereciendo el rótulo de “récord histórico”.

También las exportaciones arrojaron números positivos el año pasado, ya que de acuerdo con datos estadísticos de la Nación, en los  primeros tres trimestres de 2017 se vendieron al exterior un total 23,6 millones de kilos de yerba mate por un valor de 61,2 millones de dólares, una cifra importante.

En ese marco complejo, es poco lo que se espera del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INyM) que a fines de este mes deberá renovar la composición de su directorio, ya que no lo hizo antes y tampoco se cree lo vaya a hacer ahora: obligar a cumplir los precios que el mismo organismo aprueba, o en su defecto delegando en Agricultura de la Nación.

Por la corta historia, se sabe que las veces que el INyM debió terciar en la puja natural de intereses entre los sectores que alberga, nunca favoreció a los trabajadores rurales ni tampoco a los pequeños productores ni a las cooperativas que siempre de bieron confrontar con secadores, molineros e industrias en forma desigual.

Nada indica que esta relación se modifique en el futuro inmediato, aunque ya se alzaron voces de sobreoferta, sobreproducción o exceso de materia prima para un mercado que, según los más beneficiados, es rígido, toda vez que salen a advertir que la idea a futuro es pagar menos, abriendo las puertas a conflictos históricos que a criterio de éstos, si no existen hay que crearlos para sacar provecho.

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