Gran polémica se generó en Campo Ramón por la ineficacia de docentes que hace quince años se desempeñaban como educadores en el aula satélite de la escuela 472. Ahora tras la presión de varias familias salió a la luz que los estudiantes de la escuela primaria de la zona, terminaban la escuelita sin saber leer ni escribir. “En la escuela no aprendió nada, igual que los hermanos y los vecinos. Acá los maestros nunca enseñaron nada y nuestros hijos sólo perdieron tiempo”, indicó Nelson Pagel, el papá de un alumno.

Varios testimonios publicados por El Territorio coinciden en que los alumnos del aula satélite de Picada Mandarina, municipio de Campo Ramón, van a la escuela, concluyen la primaria e increíblemente, no aprenden ni a leer ni escribir. Fueron los padres quienes hartos de la situación, se movilizaron y convocaron al intendente José Luis Márquez Da Silva, ante quien expusieron todos sus reclamos y necesidades.

Los padres se contactaron conmigo para decirme que si no había una solución iban a tomar el lugar. Lo que encontramos nos dio vergüenza ajena, no había compromiso ni se entiende cómo estuvieron 15 años así. Aparte que no enseñaban, las aulas estaban totalmente destruidas y lo único que no cayeron fueron las paredes”,”,

detalló el jefe comunal.

Al tomar conocimiento de la situación, se solicitó la intervención de la supervisora escolar, con sede en Oberá, quien tras constatar la situación, ordenó el relevo de la pareja de docentes que durante 15 años estuvieron asignados al lugar. Se efectivizó un sumario administrativo y llegó una nueva maestra que evaluó a los estudiantes que asistían en grados acoplados y encontró graves deficiencias educativas. Según publica el medio posadeño, el maestro tenía a cargo a los niños de 9 a 12 años y su mujer a los más chicos, aunque la actividad era mínima o nula. En tanto, los días de lluvia ni siquiera había clases.

Actualmente, el establecimiento tiene una matrícula de 18 alumnos, que en pocas semanas más se incrementaría a 30 con la incorporación de una docente de Nivel Inicial. Ahora tras la denuncia vecinal, en una semana la Municipalidad de Campo Ramón ya conectó la electricidad y el agua potable, mejoró los sanitarios y pintó las aulas.

“Con varios padres ayudamos a construir esto porque era para el bien de nuestros hijos, pero pusieron unos maestros que no tenían ganas de trabajar. Venían y dormían la siesta en el auto. La maestra después tejía y el marido leía el diario. Por eso mis hijos no aprendieron nada”,

lamentó Pagel.

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