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Empresario socio de Closs repara un barco para turistas en un astillero clandestino
Se trata de la empresa Carlos E. Enríquez, a cargo de Roberto Enríquez, en sociedad con el actual senador Maurice Closs, por ejemplo, en la multimillonaria concesión del área Cataratas del Parque Nacional Iguazú.
Un paseo por la zona del Parque Industrial Posadas, en Nemesio Parma, entrega una postal distinta a la habitual. Enfrente de los galpones para el desarrollo de industrias a orillas del río Paraná, en un playón de cemento que desemboca justo en el agua, obreros con uniformes y distintivos de la empresa Carlos E. Enríquez -especializada en la construcción de rutas- trabajan debajo de una embarcación destinada al paseo de turistas.
Como si se tratara de un astillero -aunque sin la habilitación que lo formalice- un grupo de soldadores le daba una puntada al casco del catamarán bautizado Victoria Austral, una nave a cargo de la empresa Cruceros Iguazú, quienes ofrecen vía internet uno de los paseos más atractivos en la zona de la maravilla natural: “Viví la magia de la selva y el encanto de las riberas de las ciudades de la triple Frontera”, ofertan en su página web.
Así las cosas, sin una intervención categórica de la Prefectura Naval, el catamarán de la triple frontera comenzará una nueva temporada turística, pudiendo llevar hasta “300 pasajeros” en cada viaje, en el que podrán disfrutar también de la “gastronomía, aire acondicionado, toilettes y guías bilingües”, según el único anuncio en su web, realizado con seis fotografías.
Des-control
La inspección técnica general de las embarcaciones se establece en diferentes períodos según su finalidad. Para el caso de los barcos de pasajeros el reglamento indica que debe hacerse cada 4 años. Según la Ordenanza Marítima 06/94, queda determinado que dicho control debe realizarse en un Astillero, denominado éste sitio como un lugar “con personal idóneo”, capacitados para “construir, modificar o transformar” una embarcación con casco de acero.
Eso mismo le sucedió al catamarán Mburucuyá Connection que opera en Posadas, y que también es parte del grupo de empresas de Carlos E. Enriquez, a través del desarrollo denominado Misión Paraná. Hace por lo menos dos años salió del agua en el mismo lugar donde hoy reparan al Victoria Austral, un lugar no habilitado como astillero, pero desde donde, por alguna razón, logran de todas formas los permisos de la Prefectura Naval para operar normalmente.
El desarrollo para la utilización de las vías navegables exige controles constantes a cargo de la Prefectura Naval. De esta manera, y según las leyes vigentes, algo estaría fuera de lugar ya que las dos principales embarcaciones para turistas que operan en la provincia –Mburucuyá Connectión (Posadas) y Victoria Austral (Iguazú)- no habrían pasado, al menos en el último tiempo, por un astillero habilitado.
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