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El Loco Abreu, firmó un nuevo contrato y llegó al club 25 de su carrera

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Ni entrenador ni ayudante. Ni comentarista ni espectador. El “Loco” Sebastián Abreu es futbolista y se niega a dejar las canchas porque lo que le gusta es jugar al fútbol y, sobre todo, porque está convencido de que le quedan muchos goles para gritar.
En pleno fervor por las eliminatorias mundialistas, y en la previa caliente de un clásico del fútbol uruguayo, un club de la segunda división, Central Español, se convirtió en el comentario del mundillo futbolero, porque Sebastián Abreu anunció que se pondrá su 25ª camiseta para seguir en las canchas montevideanas.
Al cierre de las inscripciones para la temporada 2017, la modesta institución anunció su fichaje como la carta de esperanza para el soñado ascenso. Vale aclarar que es un club que se ha caracterizado por subir y bajar en forma regular.

“Es muy linda la posibilidad de jugar en un club con tradición e historia en el fútbol uruguayo como Central Español”, dijo Abreu en la presentación. Por supuesto, seguirá apegado al número de toda la vida: el 13, un amuleto en su carrera.
El anuncio golpeó con sorpresa y expectativa. Primero, porque nadie esperaba que Abreu volviera al fútbol uruguayo en este momento. Y, segundo, porque hinchas de varios equipos ya comenzaron a afirmar en las redes sociales que van a ir a verlo jugar en canchas de la “B”, preparados para disfrutar de lo que unos llaman “genialidades” y otros “locuras”.

Abreu hizo uno de los goles históricos más importantes de la historia reciente del seleccionado uruguayo. Fue en el Mundial de Sudáfrica 2010, en el que “picó” el último penal ante Ghana, que dejó a Uruguay entre los cuatro semifinalistas.
“El Loco la picó”, era la exclamación que salía de miles de gargantas uruguayas para celebrar una victoria que se vivió como épica. Transcurrieron los años y Abreu sigue generando atención.

“Al formar esos guapos legión, dónde quiera se mete tu nombre, siempre habrá quien coree este son, Central, Central”, dice el himno de este club, nacido en 1905, en un barrio tan futbolero como candombero.

Abreu promete aportar no sólo su condición de goleador, sino también su característica de “guapo”, de pelear cada pelota como si fuera la última, lo que en la segunda división se vive con intensidad. Canchas de pasto mal cortado, hinchas que gritan casi cara a cara al futbolista, árbitros expuestos a la presión del viento en la cara, la “B” uruguaya parece amateur a simple vista, y ahí se zambulle “El Loco” con su trayectoria de primera.

El entrenador del club, Jorge Artigas, fue claro: “No voy a descubrir lo que es Abreu dentro de una cancha. Ya lo demostró ayer, llegando primero que todos a la practica y yéndose último. Se sumó al plantel y parecía que había comenzado la pretemporada desde el primer día”.

Abreu nació en la ciudad de Minas, el departamento de Lavalleja, el 17 de octubre de 1976. Jugó en 10 países diferentes, es uno de los cinco máximos goleadores en actividad de todo el mundo, marcó en más de 20 clásicos distintos, es el jugador activo con más goles en la historia de la Copa Libertadores y fue goleador en nueve torneos oficiales. Jugó 759 partidos oficiales, en los que hizo 401 goles, de los cuales 31 fueron en la selección uruguaya. Levantó una Copa América y fue clave para el cuarto puesto en la Copa Mundial de Sudáfrica. Fue campeón con Defensor Sporting y Nacional, en Uruguay; con San Lorenzo y River, en la Argentina, y con Botafogo, en Brasil

Comenzó en Nacional de Minas, en 1992, y dos años después fue a Montevideo para debutar en primera con Defensor; en 1996 emigró a Buenos Aires donde jugó cuatro temporadas con San Lorenzo; luego en Deportivo La Coruña (España) Gremio (Brasil), Nacional (Uruguay) y varios clubes de México: Estudiantes Tecos, Cruz Azul, América, Dorados, Monterrey, San Luis y Tigres UANL. En 2008 llegó a River y luego se fue a Israel (Beitar Jerusalem), a España (Real Sociedad), a Grecia (Asteras, Trípoli) y a Brasil (Botafogo y Figueirense)

En 2013 volvió a Nacional y poco después regresó al fútbol argentino, jugando dos temporadas en Rosario Central. La ruta del fútbol lo paseó por Ecuador (Aucas), Paraguay (Sol de América), El Salvador (Santa Tecla) y otra vez Brasil, con el Bangu.

Ahora llegó al club que nació alrededor de un cementerio, fruto de la rivalidad de dos equipos de barrio, el Solís y el Central, que decidieron fusionarse y pactaron que el nombre del nuevo club, sería el del ganador de un partido a inicios del siglo XX. Así nació el 5 de enero de 1905 el Central Football Club, la nueva aventura de Sebastián Abreu.

La Nación

 

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