Fue un cadete de la Gendarmería Nacional, de 21 años, que intentaba retirar dinero en efectivo de un cajero de la avenida Uruguay de la ciudad de Posadas, quien descubrió que en la máquina que operaba había un dispositivo para copiar claves de tarjeta de crédito y débito. Este delito es conocido como “skimming” y se usa en grandes ciudades.

El hecho ocurrió durante la mañana del sábado en una sucursal del banco Macro, ubicada entre las calles Ameghino y Neuquén. En el momento en que iba a introducir la tarjeta, el joven notó que en la parte de arriba del artefacto se hallaba un aparato de color gris plano. Al sacarlo de donde estaba pegado y darlo vuelta, el gendarme advirtió que llevaba un micrófono, cámara y batería similar a la de los teléfonos celulares. El dispositivo estaba tapado con cinta metálica gris que a su vez tenía adherida una pequeña plaqueta con una tarjeta de memoria de 16GB, marca Verbatim. Rápidamente advirtió a la Policía.
Finalmente, los peritajes de rigor advirtieron que se trataba de un dispositivo destinado a la clonación de claves de tarjetas de crédito y débito, muy utilizados en Buenos Aires y otras grandes provincias del país por organizaciones delictivas.

Los delincuentes colocaron una microcámara que apuntaba al teclado del cajero electrónico para conseguir los datos de la tarjeta y la correspondiente clave de cualquier posadeño que usara el cajero. Después, se iban a llevar el lector y, a partir de una tarjeta magnética, iban a clonar con los datos que quedaron de la tarjeta de la víctima. Luego mirarían la película en la que la víctima teclea su clave en el cajero y sabrían los cuatro números secretos. A la tarjeta clonada, que ya tiene los datos de la verdadera, los delincuentes la introducirían en cualquier cajero y, como ya sabrían los números, sacarían la cantidad de dinero que quisieran.

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