PROVINCIALES
Cultura o dinero? Qué manda más en la puja por el Festival de Orquestas Infantiles
Al final “Iguazú en Concierto” se dividió en “Iguazú Sinfónico” y “Misiones en Concierto”. Uno se hará en la Ciudad de las Cataratas y el otro, en el Centro del Conocimiento en Posadas. Nadie contó la verdad del conflicto.
POSADAS. Hace poco se supo que el Festival de Orquestas Infantiles, conocido mundialmente como “Iguazú en Concierto”, cambiaría la sede que lo vio nacer hace una década y se trasladaría a Posadas, en una puja más por dinero que por realzar la cultura.
Hasta donde se sabe, ya que siempre fue un secreto el manejo financiero de esta convocatoria, el quiebre interno más fuerte se planteó hace dos años, aunque las divergencias comenzaron en el final de la gestión del ministro Luís Jacobo.
Qué tenía que ver el multiministro? Se preguntarán quienes vieron crecer el festival en sucesivas ediciones desde 2010. Fue él, juntamente con Andrea Merenson y Miguel Brizuela, director de Grillitos Sinfónicos los que lanzaron el festival.
La idea, puesta en escena, repertorio y participantes estuvo a cargo de Brizuela, mientras que Jacobo y Merenson se dividieron las responsabilidades en las cuestiones financieras, contrataciones y obtención de los fondos para el espectáculo, siempre en sociedad.
Objetivos originales
Con los roles definidos en la organización, la elección del escenario al lado de las Cataratas del Iguazú no fue una improvisación, ya que se apuntó a explotar el valor turístico del Parque con la música de las orquestas infantiles como elemento cultural aglutinante.
A lo largo de los años, “Iguazú en Concierto” se incorporó a la agenda de eventos musicales y turísticos de nivel internacional, con un importante impacto en Misiones y se tradujo en el montaje de nuevos escenarios y la proliferación de orquestas de niños y jóvenes.
El Centro de Estudios Musicales (CEMU) se transformó entonces en la principal herramienta del desarrollo de las inclinaciones musicales de los chicos misioneros, en tanto fue creciendo el prestigio de la convocatoria que ya se había hecho conocida en los continentes.
Uno de los mayores logros del CEMU fue, quizá, el haber sumado a miles de niños y jóvenes a los que era posible encontrar en las chacras ejecutando un violín, por ejemplo, como muestra palpable del desarrollo alcanzado en términos culturales.
Divergencias y división
Con el tiempo, y con Jacobo ya irradiado del emprendimiento, fueron asomando diferencias de criterios entre los demás precursores porque mientras uno hacia eje en la amplificación del festival a través de ediciones itinerantes por la Provincia y con más artistas locales, por ejemplo, la otra apostaba toda su trayectoria y conocimientos a una única convocatoria, en Iguazú.
Al medio hubo amenazas de suspensión del “Iguazú en Concierto”, como también su traslado al mismo escenario pero del lado de Foz de Iguazú, Brasil. O su transformación en un “Festival de las Orillas” para Posadas y Encarnación, Paraguay.
La discusión terminó por separar a los directores Merenson y Brizuela, quienes ahora volvieron con sus propios proyectos. Una en Iguazú, con el apoyo económico de empresarios y la fundación Fundecua, y el otro con la adhesión del Centro del Conocimiento.
Lo cierto es que este año “Iguazú en Concierto” pasará a llamarse “Iguazú Sinfónico” y se hará la Ciudad de las Cataratas, mientras que la versión posadeña se denominará “Misiones en Concierto” con sede en el Centro del Conocimiento, para los cuales ya hay fechas definidas.
Lo llamativo es que ninguno de los emprendedores involucrados, ni sus padrinos, dio a conocer las reales causas de la división, pero en cambio se preocuparon por exaltar sus propósitos de acá en adelante. Tal actitud despertó todo tipo de conjeturas con eje en la disyuntiva: fue la cultura o el dinero?
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