POLICIALES
Habló el joven que huyó de un control: “el policía me disparó por la espalda”
Nahuel iba en moto con su novia hasta que vio un control sobre la Jauretche. Los días pasaron, pero a Nahuel Ortiz (19) las marcas del dramático episodio que sufrió le quedaron en su cuerpo. Es que el pasado jueves al mediodía, el muchacho esquivó un control de tránsito -y lo reconoce-, tras lo cual comenzó una persecución que terminó con él en el piso y perdigones de bala de goma en su espalda. Ya en su casa y recuperándose de las lesiones -que afortunadamente no pusieron en riesgo su vida- pero sí le provocaron dolores que aún persisten-, el joven decidió hablar y contar lo sucedido en primera persona.
Según lo reconstruido, todo comenzó el jueves al mediodía, cerca de las 12.20, cuando Ortiz circulaba en moto junto a su novia por la avenida Jauretche hasta que observó un control vial y de prevención de delitos apostado sobre esa misma arteria y Bustamante. Al ver esto, el joven frenó su rodado varios metros antes, le pidió a su novia que se bajara y comenzó a escapar, secuencia que fue advertida por los uniformados del control que salieron en su búsqueda.
El resto de la historia, la cuenta el propio Ortiz: “Llegué como siempre del colegio, saludé a mi padre que estaba preparando el almuerzo, pero después de eso ella -por su novia- tenía salir a buscar una ropa. Teníamos la opción de quedarnos a almorzar acá o llevarla a ella. Y ella tomó la decisión de irse y la llevé hasta la casa y encontré el control por Jauretche”. “A una cuadra me detuve y quedé unos 40 segundos regulando, nervioso. Los dos teníamos casco, todo legal”, añadió Ortiz, aunque reconoció que hace un tiempo el dueño anterior de la moto hizo tarde la denuncia de venta y en medio de eso le habían secuestrado la cédula verde del rodado, razón por la cual había dejado de enfrentar los controles.
Y continuó: “Hice la vuelta en U y me empezaron a tocar bocina. Estaba lleno de autos la Jauretche y yo ya veía que venía una patrulla y venía enloquecidamente, como tratándome de un maleante. Yo le pedí a ella que se baje y ahí yo salí. Me cruzaron el móvil y bajó uno con la escopeta, me puse más nervioso y ahí aceleré por el susto”. Luego, el muchacho recordó todo el trayecto que realizó por calles internas y barriales de la zona hasta que volvió a encontrarse con el móvil. “Y cuando yo ya estaba tranquilo, me sonó la sirena. Ahí me alteré de nuevo. Quise seguir y a una cuadra me tiró el balazo de goma. Ahí sentí un dolor fuertísimo del impacto en la espalda. Levanté la mano y pedí por favor que no me hagan daño”, recordó.
Desde ahí el joven fue llevado primero al Comando Radioeléctrico Oeste y después a la Comisaría Decimotercera, donde finalmente radicó la denuncia y reconoció que lo atendieron muy bien. “En ese trayecto me saqué la campera y ahí vimos que estaba todo sangrado. Quedaron las pelotitas de goma que me pegaron también. Yo guardé todo hasta llegar a la comisaría y cuando notaron que yo estaba lastimado, les mostré. De ahí me llevaron al hospital, pero fue sólo por curaciones, por suerte está todo bien”, sostuvo.
Ortiz también mencionó que al principio no planeaba denunciar lo sucedido por amenazas sufridas, pero cuando sus padres vieron sus lesiones, procedieron a hacerlo. “Yo soy un estudiante, simplemente, escapé por temor nomás. Yo andaba con toda la documentación, no tenía la cédula verde, sólo el título. Tuve miedo y por eso me fui. No pido nada, que lo remuevan no más, porque puede llegar a tener otra reacción peor”, puntualizó al final.
El Territorio
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