POSADAS
Concejal puertista denunciado por acoso sexual y represalia laboral contra empleada
Una empleada del Concejo Deliberante de Posadas denunció ante la Justicia y el Ministerio de Trabajo al concejal puertista, Daniel Amarilla, por acoso sexual y represalias laborales por no haber accedido a sus proposiciones.
La denunciante, cuyos datos de filiación quedaron bajo reserva, es agente de planta permanente del Parlamento capitalino, está casada, y desde hace tiempo prestaba servicios en una sede partidaria ubicada en avenida Buchardo y López Torres.
La mujer recibía una certificación de servicios de parte del concejal Amarilla por la tarea partidaria, pero al cabo de dos meses empezaron las divergencias porque éste “comenzó a acosarme verbalmente, luego se me insinuaba, y también comenzó a burlarse y a menospreciarme enfrente de mis compañeros”, denunció.
Además, ante las autoridades policiales, la empleada del Concejo atribuyó las constantes actitudes de Amarilla a que en “todas las ocasiones en que me acosaba, yo le frenaba y eso no le gustaba”, al punto que pasadas las elecciones primarias de agosto, “tuve un conflicto con mi jefe porque le contesté en el grupo de whatsapp”.
A raíz de dicho incidente, “la mujer de este señor (en referencia a la esposa del concejal Amarilla), Patricia Suárez, comenzó a decirle a mis compañeros que si se juntaban conmigo les iba a ir mal porque supuestamente yo le había faltado el respeto al jefe, su marido”.
Al día siguiente, según consta en la denuncia, el concejal “me envió un mensaje a través del grupo de whatsapp, diciéndome que quedaba desafectada del local hasta nuevo aviso. En eso le llamé urgente y le pregunté por qué me había sacado del local. Lo único que me dijo fue que estaba haciendo un cambio, que me quedara tranquila”.
Posteriormente la mujer describió una serie de medidas adoptadas por Amarilla con aparente sentido de represalia, como la eliminación de los grupos de trabajo que se comunicaban a través de whatsapp, con disculpas de los demás integrantes, y clausura de todo tipo de comunicaciones.
A raíz de la situación planteada, la víctima del acoso sexual y las represalias laborales intentó un acercamiento con otro edil para que le tramitara las certificaciones, pero Amarilla “les hablaba mal de mí y todos me dieron la espalda”, dijo, y mencionó que recurrió a la responsable de Recursos Humanos del Concejo Deliberante, y el concejal “mandó un escrito señalando que no me presentaba por falta de compromiso laboral”, dijo.
Después de una serie de trámites infructuosos, la denunciante dijo que fue tratada de “loquita trola” por el concejal Amarilla, razones por las que pidió a las autoridades una prohibición de acercamiento tanto del edil como de su esposa, en tanto tramita la denuncia.
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