POLICIALES
“Pablito”, el chico consentido de Liniers que no conoce los límites
Es el hijo de la pareja del ex intendente Arnoldo Schoenfisch y Faustina Antúnez, que se encuentra detenido. Lo investigan por la muerte de su madre y la grave herida que le provocó al padre por disparos certeros a la cabeza. Un final anunciado?
POSADAS y ELDORADO. El crimen de Faustina Antúnez y la grave herida que sufrió Arnoldo Schoenfisch sacó a la luz los pormenores de la conflictiva relación que mantenían con su hijo Pablo, ahora detenido en el marco de la investigación por el ataque a balazos contra sus padres.
El joven de 18 años fue aprehendido por la Policía en la tarde de este jueves y trasladado a la comisaría Seccional Tercera de Eldorado, a la espera de la indagatoria del juez Horacio Saldaña que podría concretarse en un corto plazo, al recolectarse indicios determinantes.
“Pablito”, como lo identifican en el pueblo, es hijo del ex intendente Schoenfisch y de Faustina Antúnez, reconocidos militantes políticos, aunque la mujer tiene otros dos: el actual intendente Miguel Szunkowski y Lucas, secretario de Obras Públicas, fruto de una relación anterior.
Por su condición, el menor de la familia creció en un ambiente de privilegios y consentimientos tanto de parte de sus padres como de sus hermanastros, quienes desde siempre no solo toleraron sino que también apañaron sus andanzas.
Es claro que la vida se divide en etapas y en cada una se desarrollan diferentes aptitudes, naturalmente. El niño que gozaba de la prosperidad del comercio de venta de carnes de su padre, primero, y pasar luego a ser el “hijo del intendente”, entró en la adolescencia.
Un tiempo complicado si los hay, especialmente para los mayores que a veces no llegan a comprender la rebeldía característica y que los arrastra en busca de nuevos desafíos, amistades, ámbitos y tentaciones que no siempre resultan ser las más aconsejables.
Dicen los vecinos de Santiago de Liniers que “Pablito” es un chico terrible, cabezudo, travieso, medio vago y, últimamente, más apegado a la noche y a los encuentros en banda donde suelen abundar las bebidas alcohólicas, las aventuras descabelladas y todo lo que esto conlleva.
Nada de eso es gratis, tiene un costo económico y otro personal. Precisamente, la primera necesidad habría llevado al joven a “pelar” una cuenta bancaria que tenía la infortunada “Tina”, que murió por un balazo en la cabeza, a quien le habían extraído 38 mil pesos en tres operaciones.
La maniobra, de reciente data, fue comentada con preocupación por la víctima a sus allegados en los días previos al trágico suceso de la madrugada de este jueves, y a partir de esto todas las conjeturas ubicaron a “Pablito” en el centro de la investigación.
Hubo allanamientos en distintos lugares, pero especialmente en la casa de los abuelos paternos del joven, quienes le dieron albergue últimamente, una vez más, por la conflictiva relación con sus padres.
Pero el hilo más contundente de la pesquisa fue la frase que Schoenfisch, malherido, logró balbucear: “Pablito se mandó una cagada”. Y echó más luz sobre la tragedia.
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