OPINIONES
Prof. Luis Solé Mases /La verdadera revolución ocurrió en Misiones
Cada 25 de Mayo florecen los discursos escolares, los íconos y las alegorías costumbristas de época. El cabildo, las escarapelas y la plaza repleta de paraguas. Un conglomerado de palabras e imágenes explican la gesta revolucionaria que inflamó el polvorín, y nos sumió en una guerra interna y externa que duró diez largos años.
Nacía la Patria. El parto fue sangriento, y pleno de contradicciones.
Nuestra integridad territorial heredada del Virreinato tambaleó, y de no ser por Andrés Guacurari y su Padre José Artigas, por el General Misionero San Martín, por Manuel Belgrano y Martín Miguel de Guemes, la cosa hubiese resultado muy mal. El problema era que esos mismos personajes que luchaban contra Portugal y España, estaban en bandos opuestos internos y luchando por ideas políticas también opuestas. Buenos Aires planteaba una nueva Monarquía centralista en el Plata, mientras Artigas impulsaba una Condefederación al estilo de los Estados Unidos de Norteamerica. Agua y aceite.
Pero dejemos de alejarnos de 1810. Dejemos de mirar el cabildo de Buenos Aires y comencemos a observar que pasó en la primera Provincia que adhirió a la revolución criolla. Miremos hacia nosotros. Veamos Misiones.
Misiones había quedado rodeada por tres focos hostiles a la revolución de Mayo. En Rio de Janeiro residía la corte portuguesa y desde 1801 tenía un gran contingente militar sobre el Rio Uruguay, listo para avanzar y ocupar más tierras de la caída corona española. El Paraguay era otro sitio que resistió el nuevo orden propuesto. Bernardo de Velasco, el gobernador de Paraguay, no tardó en invadir el norte de Misiones (nuestro actual territorio), y preventivamente retiró todas las armas de la zona, aunque no se animó a ocuparla efectivamente. Por otra parte era en la Banda Oriental donde más firmes estaban los realistas españoles. Esa era la situación de Tomás de Rocamora y los Misioneros revolucionarios, rodeados de enemigos.
Rocamora era un militar español. Recorría la mesopotamía hacía más de 20 años fundando Pueblos y consolidando las fronteras, cuando los sucesos de Mayo lo encuentran como Teniente Gobernador de Misiones, radicado en su capital, Yapeyú. Rocamora al momento revolucionario tenía 70 años, y pese a su compleja situación política y militar adhirió a la revolución, a los pocos días de lanzada.
Pero veamos que ocurría dentro de Misiones. Los tres subdelegados de Misiones eran José de Láriz, en Yapeyú, Pablo Thompson, en Concepción y Francisco Martínez Lobato, en Candelaria. Rocamora los instó a que se proclamen pública y solemnemente a favor de la Junta revolucionaria.
Lobato convocó a los pueblos de San Carlos, Candelaria, Santa Ana, Loreto, San Ignacio y Corpus e hizo jurar en solemne ceremonia realizada el 8 de julio en Candelaria, la fidelidad a la nueva Junta de Gobierno.
El subdelegado de Concepción, Thompson, se pasó al bando español, y antes de que se subleve el Teniente Láriz, Rocamora lo metió preso junto a otros conspiradores anti revolucionarios.
La consolidación política de Misiones, a favor de la Junta revolucionaria, creó las condiciones para que la primer expedición de castigo sea a partir de nuestro territorio Misionero. Para diciembre de 1810 Manuel Belgrano iniciaba su campaña de invasión a Paraguay, con la idea de sumarlos a la causa revolucionaria con el diálogo o los cañones.
El fogoso e improvisado Belgrano cometió todo tipo de errores antes y durante la campaña. Luego de ser derrotado en Paraguarí, tuvo que capitular tras ser derrotado nuevamnete en las márgenes del Rio Tacuarí, a escasos 25 kilómetros de Encarnación.
Las crónicas porteñocéntricas hablan de la derrota de las armas y del triunfo diplomático de Belgrano. la mayoría recuerda a Pedro Ríos, el “tamborcito” de Tacuarí, Pocos o nadie revelan que entregó todo el departamento de Santiago y la totalidad de los Pueblos de la costa del Paraná a los paraguayos. Años más tarde, en 1815 en Ejército Misionero pagó con sangre la expulsión de los paraguayos en la batalla de Candelaria, y los Pueblos Misioneros al occidente del Rio Paraná en el departamento de Santiago, nunca pudieron ser recuperados. Para nosotros no fue tan cándida la campaña de Belgrano, como la pintan. Pero no debo dejar de citar como positivo nuestro primer esbozo Constitucional, el reglamento que dictó Belgrano.
Los Paraguayos reclamaron, con esos títulos que consideraban justos, desde siempre el acuerdo territorial que realizaran con Belgrano. Recién con la guerra de la triple alianza se los devolvería definitivamente al otro lado del Paraná y perderían lo que habían ganado en combate más de medio siglo antes. Aunque en efinitiva ganaron bastante y nosotros perdimos mucho, ya que su límite era el Rio Tebycuary, a 200 kilómetros al oeste de Encarnación. Andrés quería recuperarlos, pero Artigas no se lo permitió. Rocamora se retiró a Buenos Aires, apenas Belgrano se alejó de Misiones y su desastrosa campaña.
El creador de la bandera no repetiría los mismos errores al asumir el ejército del norte, donde fue rodeado de militares profesionales, pero su aprendizaje nos costó caro en territorio. De allí en más, los combatientes Misioneros comenzaron a engrosar todos los regimientos Patrios. Muchos marcharon inmediatamente con Belgrano al sitio de Montevideo. Poco tiempo más tarde otros se sumarían al Regimiento de Granaderos a caballo de San Martin y pelearían desde San Lorenzo hasta Ayacucho, ocho largos años de guerra. Hacia 1814 otra feroz división política azotaría nuestra Patria, y tal como en 1810 los Misioneros estarían en ambos bandos y la resolución costaría sangre. Recién en Marzo de 1815 llegaría Andrés y nos unificaríamos plenamente por varios años.
Aunque el costo que se pagó fue brutal y terminal. La verdadera revolución ocurrió en Misiones
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