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El FMI se instalará en Buenos Aires para controlar que el macrismo cumpla sus metas
BUENOS AIRES (Agencias). El Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene previsto abrir oficinas en Buenos Aires para controlar de cerca al gobierno de Mauricio Macri y evitar que se aparte de las metas que le fijó, garantizándose así el retorno de los créditos otorgados hasta ahora, según se supo hoy.
De acuerdo con versiones que precedieron al arribo de Christine Lagarde, directora ejecutiva del organismo internacional, en la capital argentina habría un despliegue de expertos y personal administrativo destinados a monitorear el cumplimiento de las metas económicas y fiscales acordadas.
Si no surgen trabas burocráticas inesperadas, el FMI abrirá sus puertas en agosto para recibir a la primera delegación de técnicos que llegará desde Washington para comprobar si se están cumpliendo las medidas de ajuste fijadas en el memo de entendimiento.
Al parecer, la sucursal en Buenos Aires del FMI redactará documentos secretos describiendo la situación económica de la Argentina y analizará el panorama político que protagonizan Mauricio Macri y la oposición, ya que Lagarde quiere saber en tiempo real si el macrismo cumple las metas acordadas y si el peronismo tiene posibilidades de regresar a la Casa Rosada.
En este tiempo de acercamiento, el FMI sólo accedía a la información pública y reservada que se aportaba desde la administración de Macri, pero con la apertura de las oficinas en Buenos Aires, el futuro representante del FMI podrá consultar además a la oposición y a los expertos privados que analizan y reportan la situación de la economía.
La suma de la información oficial y los dossiers privados permitirán al FMI tener una visión más detallada de la compleja realidad nacional. De todas maneras, es una práctica habitual que el Fondo abra estas oficinas, como sucede en Brasil e India.
Se dice que la pretensión de Lagarde es abrir las oficinas durante agosto para tener información actual y cruda de las negociaciones que emprenderá Macri con la oposición para lograr un acuerdo de ajuste fiscal que satisfaga al Fondo y a la clase política de la Argentina.
Se trata de un acuerdo institucional muy difícil y azaroso, y Lagarde no quiere depender únicamente de la información que reciba de Nicolás Dujovne, su contacto más cercano en el gabinete nacional. Si la apertura no se logra en ese mes, igual está previsto que una delegación del FMI aterrice en septiembre para la primera revisión del acuerdo que implica un crédito de USD 50.000 millones.
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