LA REGIÓN
Paraguay: tribunal dijo que manoseos de un cura fueron “muestra de amistad”
Un ex párroco fue absuelto en un caso de acoso sexual porque los jueces consideraron que no hubo hostigamiento, a pesar de que el religioso reconoció propasarse con una catequista.
Silvestre Olmedo, ex cura de la parroquia San José de Limpio, en Paraguay, acusado por acoso sexual, fue absuelto ayer de los cargos por el tribunal de sentencia integrado por Letizia de Gásperi, Dina Marchuk y Hugo Segovia.
La jueza Leticia de Gásperi votó en minoría por la condena, pero sus pares votaron por absolver al párroco, informó ABC Color.
Por su parte, el juez Hugo Segovia dijo que el hecho de que la víctima haya denunciado que el religioso la manoseó en los pechos y en la espalda no es suficiente para catalogarlo como acoso.
“No hay dudas de que el 21 de septiembre de 2016 a las 16 el acusado Silvestre Olmedo, cura párroco de la capilla San José de Limpio, manoseó a Alexandra Torres en la espalda y en los senos en el momento de estar redactando una nota, pero esto no es suficiente. Deben existir otros hechos que constituyan un hostigamiento”, aseveró.
El magistrado también manifestó que el hecho de que el sacerdote haya abrazado, tocado el oído y dicho a la víctima “que es muy linda” tampoco es una muestra de acoso. “No es una forma de hostigar, por sí solo un abrazo, tocar el cabello no lo es”, subrayó.
El magistrado, a su vez, relativizó los sentimientos de la joven y apuntó a que los hechos del sacerdote sólo eran una muestra de amistad. “Es fundamental referir que la víctima en ese momento se sintió sorprendida, porque ella no lo esperaba. En ese momento se sintió congelada, no consideraba al cura como un agresor con tinte sexual”, aseguró.
“La víctima no se sentía amenazaba, relacionó esos hechos como un acoso”, indicó. De igual forma, expresó que la joven misma había referido que esa conducta en particular en el cura era “atípica”.
En sus alegatos, la jueza Marchuk explicó que no existía una relación vertical o de dependencia entre la víctima y su acosador. “El cura párroco no ejercía ninguna autoridad sobre la víctima, formaba parte de la comunidad pastoral, no era dependiente del cura párroco”, mencionó.
Además, apuntó que los hechos se deben dar en reiteradas ocasiones para configurar un delito. “El acoso se caracteriza por reiterados hostigamientos y persecuciones que tienen el objetivo de que la otra persona acceda a hacer aquello que se le exige insistentemente. Vemos que en esta situación no se dio. El curaparroco no presionó o intimidó de manera alguna a la víctima a tener relaciones sexuales”, dijo.
“Tampoco consta que la víctima haya tenido una relación remunerada en la parroquia San José de Limpio. No tenemos en este caso que la víctima haya pedido un trabajo, un aumento o un ascenso a cambio de favores sexuales”, remarcó.
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