INTERNACIONALES
Tras la condena en Mendoza, el Vaticano pidió perdón por los abusos en el Próvolo
Por primera vez la Santa Sede expresó un pedido de disculpas y confió en que las condenas traerán paz a las víctimas. Sin embargo, el juicio canónico todavía no falló sobre los sacerdotes.
MENDOZA-VATICANO. La Iglesia Católica pidió perdón ayer por los abusos sexuales de menores cometidos en el Instituto Próvolo de Mendoza. Si bien confió en que las condenas penales contra los acusados traigan “paz a las víctimas que han sufrido tanto”, todavía no expulsaron a los condenados por la Justicia argentina.
Dos días después de la sentencia contra los curas Nicola Corradi y José Corbacho, y a través de una carta pública, el comisario nombrado por el Vaticano y obispo auxiliar de La Plata, Alberto Bochatey, manifestó el pedido de perdón por parte de la Iglesia.
En un comunicado publicado por la Conferencia Episcopal Argentina, Bochatey destacó la investigación canónica que inició el Vaticano en mayo de 2017 ante las denuncias realizadas en Mendoza y sostuvo que los enviados constataron que las mismas eran verosímiles.
“La Iglesia nunca encubrió a los sacerdotes en cuestión y el proceso canónico sigue su curso en la Congregación de la Doctrina de la Fe“, indicó. Además, resaltó el hecho de que la Iglesia “nunca ocultó información ni quitó colaboración”. Sin embargo, los familiares de las víctimas siempre reclamaron que sí dificultaron la investigación.
Condenados por abusos en Mendoza
Los curas Horacio Corbacho y Nicola Corradi fueron condenados a 45 y 42 años de prisión, respectivamente, por el abuso sexual de menores en el Instituto Próvolo. En tanto, el jardinero Armando Gómez recibió una pena de 18 años de cárcel por delitos similares, también consumados en el instituto religioso para niños hipoacúsicos.
La investigación paralela del Vaticano
El veredicto que dio a conocer la Justicia argentina no basta para que la Iglesia avance en el proceso canónico contra los implicados. Para eso, será necesaria una sentencia definitiva en un juicio eclesiástico contra los curas, que actualmente está en curso en el Vaticano.
Al respecto de eso, desde la Congregación para la Doctrina de la Fe -el organismo de la Iglesia que se ocupa de delitos de esta envergadura- alegaron dificultades en el desarrollo del proceso debido a la falta de acceso a la información necesaria.
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