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Huérfano, vivió en Posadas y hoy goza de una herencia multimillonaria en Entre Ríos
Se llama Mario Calderón y es el único heredero de los Reggiardo, una familia acaudalada de Entre Ríos. Nació por una relación de su madre con el único hijo de la dinastía. Hubo de todo en el camino, pero hoy goza de una fortuna.
POSADAS, PARANÁ y BUENOS AIRES. Una vida de película llevó Mario Calderón desde que quedó huérfano en 1954, a los tres años, hasta que en 2011 la justicia de Entre Ríos lo declaró heredero de una fortuna de 35 millones de dólares.
En el medio, el protagonista vivió en Misiones, donde en su momento “construyó una casita de madera. Después compró una tierra y se armó su propio camping con salida a un arroyo. Encontró una compañera y por primera vez fue feliz”.
Así dicen los medios entrerrianos al reflotar la historia de este hombre que a pesar de los vaivenes que soportó, hoy “se pasea por las calles de Victoria con un leve temblor en su cuerpo”.
Y remarca Infobae que “también conserva su casita en Posadas, el lugar donde fue feliz. Solo él lo sabe si finalmente superó esa angustia que no lo dejaba vivir en paz. De lo que no hay dudas es que alcanzó la verdad. Y que tiene una historia de película”.
Al comenzar la extensa revisión de la vida de Calderón, las crónicas dicen que “suena contradictorio decir que la vida de un heredero de 35 millones de dólares estuvo signada por la tristeza y la soledad”, ya que fue perseguido por la tragedia y la muerte.
Todo ello, “aunque cada capítulo de esa tragedia haya sido clave para acercarlo a la verdad. Una verdad que tardó más de sesenta años en salir a la luz”. Y arranca con el hundimiento de la embarcación que iba de Rosario a Paraná, donde murió su madre y el compañero de ésta.
Él, con tres años, salvó su vida porque fue lanzado a las aguas del río Paraná y rescatado pescadores, comenzando el derrotero del huérfano, aunque hasta entonces la familia había vivido en una propiedad de la familia más acaudalada de Entre Ríos: los Reggiardo.
José Antonio Reggiardo era hijo de Carlos el precursor de la fortuna de esta familia que llegó a tener 10 mil hectáreas, 30 barcos, 3 mil cabezas de ganado, colección de Cadillacs, camionetas, camiones, algunos helicópteros y aviones.
María Angélica Calderón, madre de Mario, trabajaba en la casa del magnate entrerriano y habría tenido un romance con Reggiardo o, de mínimo, cierto rincón de la Estancia San José habría sido testigo de al menos un encuentro amoroso.
A todo esto después del naufragio Mario, que tenía otros dos hermanos, fue a vivir con unos tíos que también fallecieron y la relación fraterna se tradujo en un desbande. Llegó el tiempo de la colimba.
Hasta que volvió al pueblo, donde un cierto día se cruzó con un paisano que le dijo: “¡Pero qué parecido que sos al Beto Reggiardo, che!”. A partir de entonces el apellido estuvo presente en cada tramo de su vida y un primo fue el encargado de confirmarle que era hijo del millonario.
Lejos de las ambiciones que caracterizan a los humanos, Mario viajó a Misiones, se hizo la casita y convivió con una compañera, hasta que otra vez su primo lo llamó para contarle que Reggiardo se moría por un accidente de aviación.
Y ahí empezó una batalla por la herencia con familiares fantasmas, abogados voraces, funcionarios judiciales inescrupulosos y más, pero en 2011 la justicia le dio la razón a Mario, declarándolo único heredero. La película de su vida seguramente tendrá un capítulo en Misiones.
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