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Gracias a la ESI, descubrió que los juegos del cura eran abusos

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SANTA CRUZ. El cura Nicolás Parma fue acusado de abuso sexual contra tres aspirantes a novicios que convivían con él en el Instituto Discípulos de Jesús de San Juan Bautista. Fue procesado con prisión preventiva por la Justicia. Durante cinco años había sido párroco en la iglesia “Exaltación de la Santa Cruz”.

Hace dos años, Jonathan denunció a Nicolás Parma – alias “Padre Felipe”- en la Doctrina de la Fe, es decir, con un testimonio ante la Iglesia Católica. Se cree que fue uno de los primeros en ser atacados sexualmente por el cura cuando convivían en una casona donde, bajo su tutela, los menores hacían el postulado en Puerto Santa Cruz, una localidad costera de la provincia sureña.

Una clase de educación sexual integral fue lo que me salvó porque, en el tiempo que estuve ahí, no se hablaba y la sociedad no estaba tan concientizada de lo que pasaba. En 2011 y 2012, tuve ESI en el Colegio María Auxiliadora y ahí empecé a descubrir que esto no estaba bien. Me acuerdo que Parma se opuso totalmente a la educación sexual, nos decía que era dañino, pero era porque ahí se le acababa el juego. Hoy, yo digo que la ESI es fundamental porque te descubrís primero vos mismo, cosas de tu cuerpo que a esa edad no las sabés, y porque te enseñan que si te tocan, nunca es para jugar’, señala el sobreviviente de abuso eclesiástico a Cosecha Roja.

Luego cuando en 2013 Jonathan terminó el secundario y lo mandaron a Salta para que recibiera los hábitos, reveló los abusos al fundador de la congregación, Agustín Rosa, pero al igual que sucedió con los demás postulantes que hablaron, Rosa les pidió que se aferrasen al leitmotiv del instituto y callaran, perdonando “la debilidad del hermano”. Rosa también está acusado de ser pederasta. Posteriormente, tras no tener respuestas a su testimonio en la Doctrina de la Fe, llevó su caso a la Justicia ordinaria. Después de un año y medio de dirimir competencia judicial, giraron el expediente a manos de Noelia Ursino, la jueza de Puerto Santa Cruz.

Nicolás Parma fue destinado a la diócesis de Vic, en Cataluña. Luego fue arrestado en la provincia de Tucumán, y trasladado para su declaración a Santa Cruz. La jueza Noelia Ursino lo procesó con prisión preventiva por los delitos de “abuso simple doblemente agravado en concurso real con abuso gravemente ultrajante doblemente agravado en concurso real con corrupción de menores agravada”. Al cura se le imputaron tres hechos, los dos primeros con la modalidad de delito continuado.

Lo cierto es que con la detención de Parma, el Comisariado Pontificio emitió una declaración negando haber protegido durante estos años al sacerdote y asegurando que, en realidad, lo habían sancionado severamente cuando le retiraron los hábitos y lo confinaron a Tucumán. Sin embargo, el texto firmado por Fray Alberto Saguier Fonrouge y Hugo Adrián Von Ustinov no explica por qué el Vaticano lo mandó a la diócesis Vic, de España, después de las denuncias, aunque reconoce la “verosimilitud” de las acusaciones de los chicos.

Por otro lado, pese a estar detenido con prisión preventiva por abusar de menores, familias del pueblo de Puerto Santa Cruz piden permiso en la comisaría para visitar al cura, le llevan comida y hasta juntaron fondos para contratarle al penalista más reconocido de la provincia, Carlos Muriete.

http://www.lavozdemisiones.com/2018/10/08/cura-homenajeado-por-el-concejo-deliberante-preso-por-abuso-sexual-de-ninos/

 

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