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Exigen la prisión de un médico condenado por violar a sus tres hijos
BUENOS AIRES. El hijo de 24 años de un oftalmólogo lo escrachó en las redes sociales por seguir gozando de libertad pese a que tiene una condena por la violación de sus tres hijos. Condenado pero libre, el oftalmólogo Fernando José Bustince sigue atendiendo en una clínica de Quilmes.
Santiago Bustince y sus hermanos pequeños fueron abusados y golpeados durante años por su propio padre, el oftamólogo Fernando José Bustince. Impulsado por el #MiráCómoNosPonemos, el joven decidió sacar a la luz el caso y, en su cuenta de Twitter, cuestionó la lentitud de la Justicia. El violador, que en 2014 fue sentenciado a cinco años y medio de prisión por abuso agravado por el vínculo en reiteradas ocasiones, no pasó ni siquiera un día en la cárcel y todavía ejerce como médico oftalmólogo en una clínica de Quilmes. Un dato no menor, es que la hermana del acusado es abogada y su papá, el abuelo del joven denunciante, es juez.
“Él es mi viejo, un abusador y golpeador. Fernando José Bustince. Médico oftalmólogo M.N.: 222178. Voy a aprovechar este momento, que nos da la posibilidad de contar lo que vivimos en carne propia sobre lo que es tener un abusador al lado y dar fe, de que la justicia los ampara”, tuiteó el hijo del condenado por abuso en un hilo de Twitter junto con la denuncia.
“Cajoneo de causa por más de 15 años desde realizada la denuncia. Este mensaje escribí hace 2 años. Hoy sigo pensando igual. Marche preso. Por mi hermana, por mi hermano, por mi vieja y por mi. Te padecimos todos. La justicia tardo mas de 15 años en hacer “justicia”, sigue. “Ahora tiene sentencia firme por 5 años y medio de prision (nos creyeron, al fin), pero nadie lo detiene. Por lo menos que la gente conozca tu cara y te aparten de la sociedad. Que la justicia social haga su trabajo mientras tanto”, agrega en el escrache que se viralizó.
Por su parte la madre de Santiago, María Fernanda Bertoncello se refirió en medios sobre el inicio de los abusos de sus hijos; “todo comenzó a suceder en la misma época. A Santiago comenzó a abusarlo cuando tenía 7 años, a mi hijo del medio cuando tenía un año y medio, y la nena, la menor de los tres, cuando tenía 10 meses de vida. Después de varios años, pude presentar pruebas en la Justicia y lo condenaron”, recordó Bertoncello en compañía de su hijo mayor. Pese a la sentencia, los abogados defensores del oftalmólogo consiguieron que siga en libertad hasta que la condena quedara firme y apelaron en cada una de las instancias judiciales, hasta que el caso llegó a la Corte Suprema.
“Espero que los jueces actúen rápido. Este sujeto goza de impunidad y sigue trabajando en la misma clínica que trabajo yo. Pedí que nos pongan horarios diferentes para no tener que cruzarlo”, afirmó y, luego, sostuvo: “Para colmo, vive en el barrio Fincas de Iraola I (Berazategui), donde mis hijos tienen todo su círculo social. Nosotros vivimos en el barrio de al lado, en Fincas de Iraola II. Cuando los chicos van a visitar a sus amigos se lo tienen que cruzar”. Por otro lado, la madre de Santiago señaló que “la condena social es lo que más le debe doler. Mi hijo consiguió en un día mucho más de lo que yo pude lograr en 15 años de abogados. Siento orgullo porque es el fruto de muchos años de sacrificio en los que luché por la integridad de mis hijos. Llevé a los tres al psicólogo cada semana de sus vidas, por eso la entereza y coherencia que tienen me conmueve”.
La primera denuncia de abuso contra uno de los menores se produjo en el año 2006. Quedó acreditado por la Justicia que el hecho sucedió. Los detalles constan en la declaración de la madre de los chicos: “Me costó mucho tiempo poder hacer la denuncia. Yo les decía: ‘No te toques te vas a lastimar’ y ella me respondió ‘Papá me toca la cola y a mí no me gusta'”. Asimismo durante el juicio se conoció el abuso que sufrió Santiago. “Los ataques se daban cuando íbamos a verlo en las visitas. Nos obligaban. Íbamos llorando”, dice hoy el joven. Cada vez que, tras la separación de los padres, los chicos se negaban a ir o la madre no los llevaba, les llegaban citaciones judiciales. Lograron dejar de verlo recién en 2008, dos años después de la denuncia original.
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