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¿Es real el juego de la copa? La explicación científica de las conexiones con espíritus
Un estudio revela los mecanismos psicológicos responsables de crear la sensación “paranormal”. Como todo lo que demanda fe en la vida, el juego de la copa tiene sus férreos defensores y también sus detractores. El argumento de los pro es simple pero implacable: poco importan los hechos, si la experiencia los desmiente. Es difícil de rebatir. ¿Qué racionalidad se le puede pedir a un creyente? Pero a la ciencia no la bloquean las supersticiones; tiene cosas para aportar.
Creado a finales del siglo XIX en Estados Unidos, el juego de la copa (o Ouija), con el que supuestamente se puede invocar a espíritus y comunicarse, forma parte de la cultura popular. Qué duda cabe. De niños la mayoría de nosotros hemos participado o, al menos, conocido chicos que lo hayan practicado. En esa época inocente, de hormonas revulsivas, esas cosas son como imanes que atraen toda la atención. Y a todos, creyentes o no, sin excepción, les aterraba lo que pudiera pasar
Pero para muchos quedó allí. En la tierna infancia. Aquel momento de fantasías y sueños. No volvimos a mencionarlo o siquiera pensarlo. Otros, en cambio, han seguido entusiasmados con el juego de la copa, y aún siendo adultos, lo juegan y lo defienden. Están verdaderamente convencidos de su veracidad, y no parece que nada los haga cambiar de parecer.
No obstante, la ciencia tiene cosas para decir sobre el funcionamiento de este centenario juego; que no serán bienvenidas por los más fanáticos. Sucede que un equipo de investigadores dirigidos por Marc Andersen de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, se propuso desmitificar la experiencia de la Ouija de una vez por todas, y lo lograron.
Mediante el uso de dispositivos de seguimiento ocular y análisis de datos, los expertos examinaron el comportamiento de 40 usuarios experimentados de la tabla Ouija en una conferencia del mismo campo. Los resultados se publicaron en la revista Phenomenology and the Cognitive Sciences. Los participantes estaban equipados con dispositivos de seguimiento ocular para que los investigadores pudieran estudiar sus movimientos oculares predictivos, en gran medida inconscientes.
Como explican los científicos, la sensación de que uno tiene control sobre sus acciones, surge principalmente de la capacidad del cerebro de predecir “las consecuencias sensoriales de una acción, y luego comparar esta predicción con la real. Cuando la predicción y la consecuencia coinciden, el resultado es la sensación de “eh, yo hice eso”. Andersen y su equipo examinaron los movimientos oculares de los participantes en dos condiciones diferentes: la “condición de acción voluntaria” y el “condicionamiento de Ouija”.
En el primer experimento, a los participantes, que trabajaban en parejas, se les pidió que movieran la tabla deliberadamente para deletrear la palabra “Baltimore” o para señalar “Sí” y “No”, respectivamente. En el experimento con la Ouija, se pidió a los participantes que usaran el tablero como lo harían normalmente.
Luego, analizaron las grabaciones de los movimientos oculares de los participantes. Al analizar los datos, examinaron los movimientos oculares individuales y a nivel de pares. Además, los investigadores facilitaron cuestionarios a los participantes acerca de cómo de firmemente creían en las “habilidades” del tablero de Ouija, así como su nivel general de religiosidad y espiritualidad.
Como era de esperar, el análisis de los datos reveló que los participantes realizaron más movimientos predictivos del ojo en la condición voluntaria que en el caso habitual. Dados los mecanismos subyacentes de la sensación de control sobre las propias acciones, los participantes informaron sentirse mucho menos en control con el experimento de tabla de Ouija que cuando lo movían voluntariamente.
Sin embargo, cuando los investigadores analizaron si al menos un participante de cada pareja realizó un movimiento predictivo del ojo, encontraron algunos resultados interesantes. “Cuando analizamos la situación a nivel de pares, vimos que las parejas condicionadas por la Ouija en promedio predicen las letras de las respuestas significativas al igual que las personas aisladas cuando deletrean deliberadamente respuestas en la ‘condición de acción voluntaria'”, explican los autores.
“En otras palabras, un par que mueva la tabla de Ouija de una manera predominantemente no deliberada predice de forma colectiva letras, así como una persona vista en aislamiento que está moviendo la tabla a propósito”.
Al usar la tabla Ouija de forma habitual, al menos un participante sabía hacia dónde se dirigía el tablero. “Nuestro estudio sugiere que las sesiones exitosas de la Ouija dependen de forma crítica de la acción conjunta”. Así, la sensación “espeluznante” o “paranormal” que inducen las tablas de Ouija se debe al hecho de que los participantes se turnan para predecir la próxima letra o movimiento. Además, “parece que los participantes generalmente subestiman su propia contribución a la interacción conjunta”.
Finalmente, además del esfuerzo predictivo conjunto y la subestimación de los propios movimientos, la creencia en las habilidades de la tabla Ouija también se sumó a la sensación “espeluznante”. Los participantes que pensaban que la ouija podía facilitar la comunicación con los espíritus tenían más probabilidades de informar que la tabla se había movido por sí misma.
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