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Eldorado: de ser un pibe chorro a actuar en El Marginal
De robar para comer a escribir canciones y actuar en “El Marginal 3”: la historia de “El Flaco”, el misionero que superó los prejuicios con arte
ELDORADO/BUENOS AIRES. Sebastián Marcelo Chávez nació en Eldorado hace 26 años, pero de muy chico se tuvo que mudar a la Villa Zabaleta, en Buenos Aires, donde el hambre lo llevó a abandonar el colegio y a conocer el universo de la delincuencia y la droga.
Antes le negaban trabajos por donde vivía y hoy, gracias a su música, logró firmar un contrato con una importante discográfica, mientras interpreta a “Fiorito” en la serie argentina del momento.
Mientras el futuro le sonríe, sigue trabajando con un objetivo primordial…que el pasado nunca más vuelva a convertirse en su presente.
La escena impacta por su crudeza. Fiorito está ahí, tirado en una mesa. Diosito y Barny le agarran sus pies y brazos inmovilizándolo. James empieza a cortarle uno por uno los dedos de su mano derecha con una motosierra.
Sentado en una esquina, “Moco” grita “por favor deténganse”, entre lágrimas, con los pantalones mojados y visiblemente shockeado por lo que estaba observando.
Pese a ser una ficción, los gritos de Fiorito se sienten reales. Su rostro y sus gestos esbozan un dolor que traspasa las pantallas y logra instalarse en la piel de los que la están mirando. Estos lamentan no poder hacer nada para ayudar al joven que está siendo castigado de la manera más cruel e inhumana posible.
Pero los que pocos saben es que, para llegar a estar acostado en esa mesa, Sebastián Marcelo “El Flaco” Chávez, quien interpreta a Fiorito en El Marginal, tuvo que superar las múltiples adversidades que la vida le puso en su camino desde que era un niño jugando en la tierra colorada.
Sebastián nació en el Kilómetro 12 de Eldorado, al norte de Misiones. Tras la muerte de un hermano mayor y debido a la frágil situación económica por la que estaban atravesando, su familia decidió mudarse a Buenos Aires para “arrancar desde cero”.
“Mi familia estaba mal de dinero. Teníamos muchas necesidades”, recuerda en una entrevista con Radio Libertad.
Pero lo que prometía ser un “futuro mejor” en la capital del país, terminó por convertirse en un duro presente que lo puso a pruebas en muchas ocasiones y que le hizo vivir en carne propia lo cruel que puede llegar a ser algo tan simple como una mirada.
“Nos mudamos a la Villa 21- 24 y los primeros años fueron jodidos. Nos fuimos a vivir a un lugar re picante je”.
A la hora de explicar su infancia, utiliza pocas palabras para describirla. “En la villa creces muy rápido. Yo a los 13 años ya andaba en la calle”.
Con hambre no se puede estudiar
El actor señala que “con hambre no se puede estudiar” y que por ese motivo decidió abandonar el colegio para buscar un trabajo, aunque, ante la falta de oportunidades, ingresó en el mundo del robo y las drogas. “Hay que pasar por eso para entenderlo”, indica.
El artista de 26 años utiliza sus vivencias y denuncia la discriminación social diaria a las que son sometidas las personas que habitan en barrios de bajos recursos. “La sociedad no te da herramientas para que crezcas.
Las personas te miran mal por vivir en una villa”, describe mientras reconoce que muchas veces le negaron trabajos por el lugar donde vivía.
Hoy el misionero asegura que, gracias a la música y a la actuación, “es una persona distinta”.
“La música llegó en un momento clave en mi vida donde necesitaba hacer algo. Después vino la actuación que me formó como persona para hacer lo que estoy haciendo hoy”.
Estoy bien conmigo mismo que es lo que más cuesta
El eldoradense no sólo participa de la serie que es furor del momento, sino que también “El Flaco” -su nombre artístico- firmó hace tres meses un contrato con la discográfica Universal Music Argentina y tiene cinco canciones subidas a su canal de YouTube (una con más de 2 millones de visitas), donde lleva 23.318 suscriptores.
“Todos me están ayudando para que me encamine”. “Puedo vivir de lo que me gusta, ayudar a mi familia. También logré estar bien conmigo mismo que es lo que más cuesta”, sentencia.
Pero pese a este presente, Sebastián no olvida su pasado. “Sigo viviendo en el mismo lugar, porque estoy bien”, aunque luego anticipa. “cuando me mude pienso llevarme a toda mi familia”.
Aunque hoy su potencial no tenga limites, hay un recuerdo que lo sigue persiguiendo. “Cuando ves a tus amigos pasarla mal por la droga o tenés a otros que fallecieron por elegir el mal camino, es cuando vos decís ‘si yo no hubiera cambiado yo podría estar ahí’…sigo teniendo miedo de terminar ahí”.
Misionesonline
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