ELECCIONES 2019
¿Será Fabiola primera dama aunque no esté casada con Alberto? ¿Qué dice la ley?
Actriz y periodista, convive hace cuatro años con el candidato del Frente de Todos. Qué dicen los usos y costumbres sobre la pareja presidencial.
Labios carmesí, vestido entallado, jopo rubio artificial. Seductora en su justa medida, como quien pronosticó la mirada ajena, gesto que, no obstante, deja lugar al contraste, a cierta informalidad.
Porque Fabiola Yañez es licenciada en Periodismo y tuvo roles protagónicos en obras del teatro comercial, mundillo que quizás le haya potenciado su belleza años 50.
Sin embargo, en unos meses mutó su imagen a un plano más mundano: mostrarse por comedores y barrios carenciados, liberando una veta de compromiso social que, dice, le es propia, aunque ahora se la imponga la coyuntura: ser novia del presidente electo, Alberto Fernández, lo que el 10 de diciembre la convertirá en primera dama.
Ahora bien, sin papeles que acrediten un vínculo legal, ¿puede Yáñez ocupar ese rol?
La pregunta merece repasar quién es Fabiola Yañez y cuál es su vínculo con Alberto Fernández. ¿El ABC? Están “vinculados” hace 5 años, conviven hace 4 y se comprometieron (“sin fecha de casamiento”, dijo ella) hace 3.
Yañez tiene 38 y se autodefine alegre y optimista, religiosa y espiritual y peronista no militante. Se le preguntó por temas que hoy despiertan gran sensibilidad, como el aborto y, sin afirmar, enfiló por la contraria: “Es una cuestión de salud pública de la que hay que ocuparse.
Penalizarlo no ha sido la solución”. Oriunda de Río Negro, necesidades laborales de sus padres la hicieron rotar por 13 escuelas. “Siempre en pueblos chicos”, aclaró en una reciente entrevista con Página 12. De esos destinos, dejó claro, sobresalieron los años en Misiones y en Rosario, Santa Fe.
Yañez definió su infancia en el seno de “una familia pobre”. “Por eso cuando voy a los comedores conozco lo que es un piso de tierra y no me shockea”, explicó.
JDe su carrera de actriz (que arrancó a los 19) se destacan dos obras, de esas que lucen cartelones en la avenida Corrientes: “¡Otra vez papá! Después de los 50…”, con Manuel Wirtz, y “Entretelones”, con Fabián Gianola, a quien terminó denunciando en los medios por acoso sexual.
De su experiencia periodística se suele nombrar su participación en la cadena CNN y en los programas de Radio 10 “Común y corriente” e “Incorrectas”, de Moria Casán. Ante las cámaras y en alguna nota escrita (por caso, la entrevista a un corresponsal de guerra en Siria secuestrado durante 300 días, que publicó Infobae) se deduce, en el mismo momento, soltura y titubeo. Fluidez y vacilación.
Asentada en Buenos Aires hace 15 años, para terminar la licenciatura en Periodismo (Universidad de Palermo), Yañez debía entregar una tesis. El tema: “La relación interdiscursiva entre el diario Clarín y el primer gobierno de Néstor Kirchner”. Para eso entrevistó a Alberto Fernández. La relación comenzó en 2014.
Yañez no tiene hijos, pero le gustaría tenerlos. En una nota en televisión dejó claro que “es un tema charlado” con Fernández, pero pospuesto por razones obvias. Y viven juntos, sí, pero no contrajeron matrimonio ni tramitaron la unión civil o el certificado de convivencia, signo lógico de los nuevos tiempos, en los que la pasada por el ámbito civil-legal y/o religioso se repliega.
Entonces, ¿podría Yañez ser primera dama? La pregunta flota en medio de especulaciones sobre la vida íntima de Alberto Fernández, que le restan solidez al rol de la periodista en su vida.
Y de una duda brotan mil. Porque, ¿qué requisitos debe cumplir la primera dama? ¿Y si el presidente cambiara de pareja? ¿Y si lo hiciera varias veces?
Un dato de color: Fernández se divorció en 2005. De ser electo presidente sería el primer hombre en asumir ese rol no estando formalmente casado, desde que Hipólito Yrigoyen (soltero memorable) fue derrocado en 1930.
El resto de los mandatarios se mantuvo en lo que por siglos fue considerado “canónico”: heterosexuales, casados y con hijos. Salvo Justo José de Urquiza, electo en 1854, que pasó un año de su mandato en la soltería.
Salvo María Isabel Martínez, que asumió la presidencia viuda, tras la muerte de Perón, en 1974. Cristina Kirchner también inició su segundo mandato en esa condición, un año después del fallecimiento de Néstor Kirchner.
Carlos Saúl Menem se separó de Zulema Yoma en 1991 y entonces el lugar de primera dama lo ocupó su hija Zulemita.
Una vez, en 2002, Eduardo Duhalde hizo un uso especial de esa categoría: emitió un decreto que autorizó a la ministra de Educación, Graciela Giannettasio, a “asistir en representación de la primera dama a la XI Conferencia de Esposas de Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas”.
Por fin, cabe recordar que la recientemente electa vicepresidente Cristina Kirchner adoptó de acompañante -sin un rótulo puntual- a su hija Florencia luego de la muerte del entonces primer caballero, Néstor Kirchner, fecha de la que este domingo se cumplen 9 años.
Blanco sobre negro
Clarín se comunicó con varias dependencias del Estado en busca de algún documento aclaratorio sobre quién puede ser primera dama o primer caballero.
La búsqueda se volvió tan estéril como el absurdo debate de 2015 por el traspaso del bastón de mando. Entonces, varios medios invocaron cierto escrito sobre el que se habría basado Mauricio Macri para reclamar que la ceremonia debía ser organizada por la gestión “entrante”: el Reglamento de Ceremonial de la Presidencia de la Nación, documento que esta cronista no pudo hallar en ninguno de los acervos documentales lógicos del Estado, si bien habría sido gestado en Casa Militar, dependiente de Presidencia.
Así lo aseguró una alta fuente con experiencia ceremonial en el seno diplomático oficial (que pidió reservar su nombre), quien además clarificó todo el asunto: dijo que ese texto no está vigente y que la primera dama se determina por usos y costumbres.
¿O sea que podría ser cualquier persona que señale el presidente? “Sí. No hay nada legislado. Cada presidente elige qué rol, qué volumen de actividad o visibilidad le da. Suele ser la esposa del jefe de Estado. Y, si no hay un cónyuge, un familiar directo, generalmente son las hijas”. Pero nada indica que deba ser un familiar.
“Es un reflejo, al nivel del protocolo de Estado, de lo que pasaría en un casamiento. Te invito con tu señora. Vos me decís, ‘No, mirá, estoy distanciado’. Y yo te digo: ‘Bueno, vení con quien quieras'”, ilustró.
¿La primera dama está “dibujada” o nos representa en el exterior? El experto aseguró que “nos representa”, pero “el presidente tiene la potestad de nombrar a quien quiera, igual que a los embajadores. Claro, siempre en términos de sensatez”.
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