DEPORTES
Robert Bobroczky: el gigante de 2,31 metros muy cerca de jugar en la NBA
Con sólo 17 años, Robert Bobroczky puede darse el lujo de observar desde arriba a cualquier estrella de la NBA. Es que, a pesar de ser un simple adolescente, el rumano mide 2,31 metros y sobrepasa por diez centímetros a Kristaps Porzinis: el jugador de New York Knicks que demuestra que los gigantes también pueden adaptarse al juego de la liga de Estados Unidos.
En caso de cumplir su sueño de llegar a la NBA, Bobroczky se convertiría en el jugador más alto en la historia de la competencia, junto a su compatriota Gheorghe Muresan y el sudanés Manute Bol.
Según los datos de la página oficial, las estrellas vigentes que lideran el ranking son: Porzingis y Boban Marjanovic (Detroit Pistons), ambos con una altura de 2,21 metros.
Para lograr su objetivo, Bobroczky se sometió a un estricto régimen de alimentación y entrenamiento. Consume entre 4.500 y 5.000 calorías por día, en busca de aumentar sus escasos 90 kilos.
Esa es una de las razones por las cuales abandonó Europa -jugaba en el club italiano AS Stella Azzura- y se instaló en el Instituto Spire, de Ohio, en Estados Unidos, según informó The New York Times.
Pero él también es consciente de que su altura es un arma de doble filo y no le garantiza un futuro dentro del básquet profesional. Desarrolló escoliosis en su etapa de crecimiento, lo que le provocó un desplazamiento de cadera y problemas en su espalda.
Y lejos de seguir con la linea de Porzingis, sufre las secuelas de su cadera y su velocidad surge como la principal amenaza en su sueño de llegar a la NBA.
Bobroczky heredó -y superó- la altura de sus padres: Zsigmond, que con sus 2,17 metros jugó en la selección rumana de básquet, y Brunilda, que tiene una altura de 1,90 era jugadora de voley.
Desde chico ya era conocido como el pequeño gigante en su ciudad natal de Arad, en Rumania. Y llamó la atención cuando sobrepasó la altura de su padre, estando aún en la escuela primaria.
Su crecimiento desmedido -llegó a subir 12 centímetros por año- también despertó preocupación, por lo cual su familia decidió llevarlo a una clínica de Cleveland. Allí descartaron el síndrome de Marfan: una condición genética de los tejidos conectivos que puede derivar en problemas cardíacos.
Bobroczky intenta llevar la vida de un adolescente -aún es alumno de la secundaria- común y corriente. Admite que es fanático del juego “NBA 2K”, le gustan las películas de terror, las novelas de ciencia ficción e, incluso, aprendió a tocar el piano vía Youtube.
También le confesó al New York Times que duerme siempre que encuentra la oportunidad. Aunque es algo que le resulta difícil en la habitación que comparte con sus compañeros: como sus pies no entran en una cama regular, duerme con dos valijas situadas al final para lograr apoyarlos.
Con sus remeras de talle XXXXXL y sus pantalones pedidos por encargo, Bobroczky se sienta todos los días a almorzar en una mesa diseñada especialmente para él. Y, además, pasar por las puertas del instituto Spire es otro obstáculo. Así es la vida a los 2,31 metros de altura.
Comentarios
comentarios