DEPORTES
Cuanto gastó Brasil para sus olimpiadas y cual es el plan para recuperar
Pensar en los Juegos Olímpicos sólo como una cita deportiva le quita medida y análisis a la dimensión de semejante acontecimiento cuatrianual. Río de Janeiro, como las ediciones anteriores, tuvo un alto impacto económico, social, político, cultural y de venta de la marca Brasil. Mostrarle la “cidade maravilhosa” a una audiencia mundial y a 500.000 turistas extranjeros que se estimaban que vendrían por el acontecimiento es un intangible muy valioso para cualquier país o ciudad. Pero, claro, la particularidad es que esto se dio en un país en recesión y con el “estado de calamidad” declarado en Río de Janeiro.
Vinicius Lummertz director del Embratur, el Instituto Brasileño de Turismo, le dijo a Clarín que alrededor de Río 2016 “se invirtieron 24.600 millones de dólares en obras públicas y se estima un retorno previsto de 1.700 millones”. La zona del Parque Olímpico fue la más brareneficiada con la infraestructura renovada, al igual que con el servicio de transporte.
Ahora bien, ¿reclamará el habitante carioca el porqué de semejante erogación en los Juegos Olímpicos y no en la vida cotidiana? “Cuando todas las obras públicas estén funcionando, la gente va a estar muy feliz. Los cariocas habrán ganado todo -respondió Lummertz-. De dos horas en micro, hoy con el BRT la gente llega del centro a Barra en 40 minutos. Tiene una nueva línea de subte. Las inversiones privadas hoteleras en Barra han crecido. El legado para Río será fortísimo, porque hubiera tardado entre 15 ó 20 años tenerlo. Imagine ese dinero en Buenos Aires en obras públicas”.
Más allá de que la mayoría de la inversión fue financiada de manera privada, lo que también dio lugar a denuncias de negocios inmobiliarios millonarios, los cariocas, resaltados por Thomas Bach por su amabilidad, se preguntan quiénes pagarán las cuentas. “En la era de la información, las cuentas no se pagan con los 500 mil turistas extranjeros sino con los 5.000 millones de teleespectadores que verán a Brasil desde cualquier país”, sostuvo Lummertz.
¿Habrá “elefantes blancos” luego de estos Juegos? ¿Cómo se reutilizarán las instalaciones deportivas? La idea es que en el Parque Olímpico se mantenga un centro de alto rendimiento para deportistas, pero el 40 por ciento quedará para viviendas y fines comerciales. En este rubro es donde se posan las sospechas de “devoluciones de favores” a inversores privados.
En la Arena Carioca 1, que quedará para siempre como el estadio donde Emanuel Ginóbili y Andrés Nocioni jugaron por última vez para la Selección, la capacidad bajará de 16.000 a 6.500 lugares (había muchas estructuras tubulares) y se usará para recitales. En tanto, el Arena Carioca 2, donde Paula Pareto se colgó la medalla de oro, servirá como lugar de formación de pesistas, judocas, luchadores y jugadores de tenis de mesa.
Mientras que se mantendrán el Velódromo y el estadio de tenis donde Juan Martín Del Potro fue plata, la Arena Carioca 3 -hubo esgrima y taekwondo- se transformará en una escuela para 850 estudiantes y la Arena del Futuro (handball) se convertirá en cuatro escuelas públicas.
En la ceremonia de clausura, Carlos Nuzman, presidente del Comité Organizador, estaba pletórico. “Celebremos esta gran victoria del deporte. Los Juegos quedarán para siempre en la memoria y el corazón de todos. Río hizo historia y mostró su belleza y su capacidad para organizar este evento. Esta es una mejor ciudad y aún es un lugar mágico”. El tiempo tendrá la última palabra.
Clarin
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