AMBIENTE
Pareja construye casa ecológica con desperdicios forestales en San Pedro
En San Pedro una pareja comenzó a hacer construcción amigable con el entorno y al mismo tiempo a reducir el impacto ambiental siendo un ejemplo para todos los misioneros. Un maestro mayor de obra llamado Marcelo Alejandro Gutiérrez, de La Plata, Buenos Aires, aprovechó el desperdicio de madera en los aserraderos de esta localidad misionera y realizó una casa ecológica. El profesional impulsa junto a su padre y su esposa una idea que apunta a cambiar la manera en que se desechan materiales que son aptos para un amplio abanico de posibilidades.
Salimos de La Plata con mi padre con idea de irnos al Sur. Al conocer el precio elevado de la tierra allá, decidimos venir al Norte y llegamos a San Pedro, la idea era comprar la tierra y construir una cosa con los materiales que proporcionase el lugar”,
indicó Gutiérrez.
En San Pedro compraron una chacra ubicada a unos 2.000 metros de la ruta 14, en el acceso a la zona industrial. Viniendo de una provincia donde el costo de la madera es alto y se la aprovecha al máximo, lo que más les sorprendió fueron las montañas de planchones que se desperdiciaban.
Notamos que esa madera la quemaban, entonces pedimos si podíamos usarla, nos contestaron que sí, como que les hicimos un favor al sacar la madera del lugar. Así construí mi casa”.
Gutiérrez brindó además asesoramiento al dueño de un aserradero respecto de técnicas para lograr un mejor aprovechamiento de los rollos y en poco tiempo pasó a desecharse estrictamente lo menos utilizable. El maestro mayor de obra casado con Rosana Maydana, una reconocida artista plástica y diseñadora, habitan en una casa estilo rústica totalmente construida con materiales de la zona, respetando el entorno sin dañarlo. Su diseño se fusiona con la naturaleza y mantiene con la armonía natural que ofrece el paisaje según publica El Territorio. Pero la casa no es solamente la madera, parte de la mampostería está construida con botellas, como así también el taller de la artista.
Entre la casa y el taller ya utilizamos 3.000 botellas, la construcción es muy segura, su vida útil es de muchos años, no presenta humedad y además la combinación de colores de los envases genera una sensación muy linda”.
Esta técnica se adoptó ante la necesidad de Rosana de contar con un taller para su profesión. Comenzaron a preguntarse qué estarían desechando los lugareños y un día se toparon con una pila de botellas en desuso. Al principio, obtuvieron los recipientes sin problema, pero al tiempo algunos vecinos quisieron vendérselos. “No quería que esto se vuelva un negocio, sino que la gente pueda darle algún tipo de utilidad a materiales que los deposita en el basurero”, enfatizó Marcelo. Así pudieron construir las paredes del taller con botellas, algunas tablas y barro. Las botellas se adaptan a cualquier espacio y todo albañil puede llevar adelante una obra reemplazando el ladrillo por botellas de vidrio, aseguró.
Uno de los principales objetivos que tiene el maestro mayor de obra al dar a conocer y mostrar su casa y el taller es contagiar a los demás:
La idea es que al que le guste, lo copie, entonces cerraría toda la idea principal. Así como nosotros aprovechamos, queremos que los demás hagan lo mismo”.
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