AMBIENTE
Hay casi 10 mil muertes anuales por contaminación del aire en el país
La contaminación del aire causa en nuestro país 9756 muertes cada año. La mayor parte de estas se debe a cardiopatías isquémicas, es decir, a la interrupción de la circulación de las arterias que nutren de sangre al corazón y que puede conducir al infarto. Al menos 85 de esos casos fatales ocurren en niños, generalmente asociados a exacerbaciones de enfermedades respiratorias.
Los datos son de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en su página interactiva Breathlife permite medir on line el nivel del particulado dañino en 3.000 ciudades del mundo, entre las cuales figura la Ciudad de Buenos Aires, con un 40% encima de los niveles de aire respirable considerado seguro por la OMS.
El planeta en general no enfrenta situaciones demasiado alentadoras. La OMS estima que 9 de cada 10 personas en el mundo respiran aire no seguro en los lugares que habitan y la UNICEF indica que 2 mil millones de chicos en todo el mundo viven en lugares con altos niveles de contaminación. La polución ambiental es un asesino invisible que amenaza en todas partes, incluso en los propios hogares. En 2012, 6,5 millones de muertes (más del 11%) estuvo asociada a mala calidad del aire, tanto exterior como interior.
Una de cal, una de arena: en Montevideo se respiran mejores aires que aquí, ya que el nivel de contaminación está un 20% por debajo del nivel seguro considerado por la OMS (y algo similar ocurre en Nueva York, que también está a salvo, con un 10% por debajo de la “buena nota”). Pero en San Pablo el particulado peligroso está un 90% por encima del nivel seguro, que debería ser de 10 µg/m3. El nivel de contaminación de esa ciudad brasileña es de 19 µg/m3 de partículas, en tanto el aire porteño alcanza 14 de ese particulado. Beijing (China) y Nueva Delhi (India) tienen altísimos niveles: 85 y 122, respectivamente.
Pero, ¿qué son estas partículas? “El material particulado en la atmósfera de las ciudades en forma sólida o líquida (polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento, polen) se puede dividir, según su tamaño, en dos grupos principales –explica la doctora Cristina Linares Gil, del Centro Nacional de Epidemiología de Madrid–. A las de diámetro igual o inferior a los 10 µm o 10 micrómetros (1 µm corresponde a la milésima parte de un milímetro) se las denomina PM10. La fracción respirable más pequeña son las PM2,5, 100 veces más delgadas que un cabello”.
Estas partículas viajan profundamente hacia el interior de los pulmones y se depositan en los alvéolos, la porción más pequeña del árbol respiratorio. Como si esto fuera poco, están compuestas por elementos más tóxicos (como metales pesados y compuestos orgánicos) que las partículas más grandes y por eso tienen efectos más perniciosos sobre la salud cardíaca y respiratoria. Ahora, la OMS focaliza su monitoreo sobre las peligrosas PM2,5.
La Campaña Breathlife es una iniciativa que dirige la OMS junto con la Coalición del Clima y Aire Limpio y tiene por objetivo movilizar a las ciudades y a los particulares para que protejan el planeta y la salud humana de los efectos de la contaminación atmosférica. En septiembre de 2015, los líderes mundiales fijaron como una meta en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, reducir para 2030 el número de muertes y enfermedades provocadas por la contaminación del aire.
Además de buscar el nivel de contaminación de 3.000 ciudades del mundo, la plataforma on line de la OMS también ofrece la posibilidad de enviar un mensaje de mail al Primer Foro de Alcaldes C 40 Contra el Cambio Climático (conocido como el Grupo de Liderazgo Climático), que se reunió en marzo de 2015 en Buenos Aires y cuya próxima cita será en México, desde el 30 de noviembre al 2 de diciembre.
Las ciudades representan el 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Entre las soluciones posibles para disminuir la contaminación, la OMS promueve más redes para peatones y ciclistas, endurecer las normas sobre el nivel de emisiones tolerables de vehículos (básicamente, de los diésel, los peores) y mejorar el transporte público con opciones menos contaminantes.
La gestión correcta de los residuos sólidos y las aguas residuales también es un importante aspecto a tener en cuenta. Los vertederos representan el 11% de las emisiones de metano y existen tecnologías para recuperar ese gas como fuente de energía en lugar de liberarlo a la atmósfera, para que continúe contaminando, publicó Clarín.
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